La devastadora explosión del lunes pasado en San Cristóbal no solo mató al menos a 27 personas e hirió a otras 55, algunas de gravedad, sino que también dejó un rastro de devastación en una amplia zona alrededor del epicentro.
Víctor Ramón Montás, presidente de la Cámara de Comercio y Productores de San Cristóbal, lamentó que los efectos de la explosión se sintieron en una gran cantidad de establecimientos aproximadamente a 300 metros del lugar del siniestro. Alrededor de cuatro edificios quedaron completamente destruidos y entre 60 y 70 negocios resultaron afectados por la onda expansiva de la explosión, dijo Montás.
La escala de la explosión dejó una profunda huella en la ciudad, con repercusiones estructurales y económicas. Montás destacó que no solo las empresas directamente afectadas han sufrido pérdidas importantes, sino también las indirectamente afectadas por la tragedia.
Hasta el momento no se ha determinado la causa de la explosión. Una vez que el fuego esté completamente contenido, las autoridades están llevando a cabo una investigación exhaustiva para determinar la causa real del incidente.
El Presidente de la República, Luis Abinadel, visitó personalmente el lugar de la tragedia y ordenó a la Dirección de Inteligencia del Estado Mayor J-2 realizar una investigación exhaustiva.
El país entero está consternado por este hecho, que afecta no solo a las víctimas y sus familiares, sino a la sociedad en general, a las entidades diplomáticas, al empresariado ya todos los afectados por esta triste y trágica situación.