Rosa Rodríguez, una joven dominicana residente en Israel, se encuentra atrapada en un estado de miedo y desesperación desde que comenzó el conflicto en Medio Oriente. En entrevista exclusiva con Noticias SIN, Rosa comparte su conmovedora historia, que refleja las duras realidades de la vida en una zona de guerra.
Rosa dijo que lo que más le asusta son las sirenas. Cuando escuchas un sonido siniestro, sabes que puede estar siguiendo un misil o cohete. Rosa vivió en Israel durante seis meses y vivió momentos inimaginablemente dolorosos. La madrugada del sábado 7 de octubre marcó un antes y un después en su vida.
«Mientras salía a la calle en busca de refugio, me di cuenta de que todo lo que había oído en las películas, como ‘bunkers’, ‘misiles’ y ‘cohetes’, ya no era ficción sino que se convirtió en una dura realidad», dijo Rosa. Sin embargo, su edificio no tiene cobertura y, por tanto, es vulnerable a ataques.
Esta preocupación constante y el miedo a la inestabilidad provocaron pánico en Rosa. La vida en Israel se ha vuelto impredecible y las alarmas pueden sonar en cualquier momento, incluso cuando todo parece tranquilo.
Un sueño se convierte en pesadilla Rosa llegó a Israel con la esperanza de brindarle una vida mejor a su familia en la República Dominicana. Sin embargo, lo que originalmente era un viaje lleno de sueños se ha convertido en una pesadilla que parece no tener fin. Rosa no sólo teme no lograr la estabilidad económica que busca, sino que teme perder la vida en el conflicto.
La imagen de su hija en la pantalla de inicio de su teléfono es un recordatorio constante de lo que está en juego. Rosa venció el miedo de que cada adiós pudiera ser el último. En su desesperado deseo de regresar a su tierra natal, intentó encontrar un vuelo de regreso, pero la situación en la región hizo que esta tarea fuera casi imposible.
A pesar de enfrentar la adversidad, Rosa buscó el apoyo de la comunidad dominicana y encontró consuelo en la comunidad dominicana en Israel. Conocía entre 35 y 40 dominicanos residentes en el país y vivía con cuatro de ellos. Cuando la amenaza de los misiles iluminó los cielos de Israel, el grupo se convirtió en su red de apoyo.
La historia de Rosa Rodríguez es un testimonio conmovedor de la vida en una zona de conflicto. Su experiencia refleja la importancia de la estabilidad y la paz en la vida de cualquier individuo. En medio de la incertidumbre y el miedo, Rosa busca un camino de regreso a su amada República Dominicana, donde espera encontrar la paz que anhela.
La historia de Rosa no es sólo un recordatorio de los horrores de la guerra, sino también un llamado a la reflexión sobre la importancia de la paz y la seguridad en todo el mundo. Vivir con el miedo constante de perder la vida es una realidad horrible que nadie debería tener que experimentar.
En este momento, apoyamos a Rosa Rodríguez y a todas las personas que viven en zonas de conflicto en todo el mundo. La paz es un tesoro invaluable que todos debemos preservar y proteger.