Un adolescente de 16 años llamado Junior Villillo Ventura murió la noche del sábado por posibles lesiones mientras recibía cuidados especiales en el Hospital Pediátrico Robert Reed Cabral del Distrito Nacional, por dengue.
Según familiares, el menor era un hombre modelo, que usaba su voz para adorar a Dios, era obediente, inteligente y respetuoso, padecía fiebre, vómitos y dolores abdominales desde hacía aproximadamente 13 días.
Su padre, Mario Villillo, con orgullo e innegable tristeza le dijo a Listín Diario lo mucho que amaban a su hijo por sus habilidades sociales y buenos hábitos.
«Era el mejor hijo que Dios me dio y no le faltó el respeto a nadie. Ese niño tenía tanta gente que lo amaba más de lo que te imaginas… pero Dios me lo prestó y se lo llevó», reflexionó, asegurando estaba satisfecho con el destino que le tocó a su descendiente más joven. Entendió que así se había hecho hasta que fue posible.
Sin embargo, Villillo no pudo contener las lágrimas al comenzar a recordar momentos inolvidables con el fallecido Junior.
«Me quedé con él por la mañana, llevándolo al trabajo, y no sabía mucho de letras, pero él me dijo, papá, vamos, así es…», recordó aceptando el mensaje. El consuelo de Tilo. El hermano de Ventura lo describió como «el hombre más amable, aunque todavía era un niño».
En el hospital
El padre de Junior Vitillo, quien está a solo un año de asistir a la universidad para estudiar contabilidad (su sueño), dijo que no puede quejarse del trato que recibió en el Hospital Robert Reid Cabral.
«No tengo nada de qué quejarme. Desde el conserje hasta los médicos, todos trataron a mi hijo como un rey». Reveló que durante los días que estuvo ingresado en la unidad de cuidados intensivos, su tratamiento requirió una máquina especial. Faltan centros médicos, pero se dice que el Presidente de la República envió una carta y respondió de inmediato.
Este domingo, el cuerpo del menor fue entregado por el departamento Cristo Redentor del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif); luego sus familiares y demás allegados lo reposarán en un cementerio de Arroyo Hondo, donde vivían Testigo y enterrarlo.
