Una familia pasó una noche horrible cuando un grupo de ladrones se burlaron de las cámaras de seguridad, las cercas eléctricas y entraron a su apartamento en la madrugada del viernes.
El viernes 6 de noviembre, a las 03:06 horas, cámaras de vigilancia captaron a un hombre en el área social del segundo piso de Torre Mineri XVII en Ensanche Naco.
Segundos después, apareció otro hombre… ambos con el rostro cubierto. Durante unos tres minutos, el ladrón parecía estar buscando una forma de llegar al apartamento. Uno de ellos se subió a una de las mesas, luego dejó una silla y logró subir al departamento del tercer piso, donde vive Eduardo con su esposa y cuatro hijos.
El intruso entró en el apartamento por la ventana del comedor. Esa noche, la puerta de la habitación estaba abierta. En la oscuridad, el hombre sostiene un cuchillo alrededor del cuello de Eduardo y otro cuchillo en su esposa.
Ambos aseguraron mantener la calma. Sus cuatro hijos duermen a pocos metros. Eduardo les pidió que no hicieran ruido. En ese momento, Eduardo dijo que se aferraba a Dios.
El panorama cambió unos 25 minutos después de que Eduardo y su esposa sufrieran. «Vi a mi hijo de 8 años ponerse de pie» Allí, aseguró, se dio cuenta de que en su casa solo había dos ladrones. «Dios mío, ¿qué debo hacer? Vi ladrones, vi niños, inventé un juego y le dije a mi hijo.
Este es el juego que estamos jugando. Son mis amigos», dijo Eduardo. Para Eduardo, mantener a su hijo tranquilo era lo más importante.
Durante los siguientes 20 minutos, Eduardo emuló la película italiana «La vida es bella», adaptó la obra a una comedia y le contó la escena a su hijo mientras los ladrones recolectaban dinero y objetos de valor.
Antes de irse, los ladrones ataron a la pareja y la amenazaron. Eduardo y su esposa lograron convencerlos de que su hijo viviría con ellos.
En ese momento, a las 3.55, bajó el primer ladrón con el botín del atraco, y luego otro. Después de unos segundos, despejaron la escena, volvieron a armar todo y saltaron del balcón a la calle Fabio Mota.
La terrible experiencia que vivió la familia duró 43 minutos, sin que el personal de seguridad del edificio y el destacamento de la Policía Nacional se percataran del robo a mano armada a pocos metros de su domicilio.
Las autoridades no encontraron a los miembros de la banda hasta el viernes.