Santo Domingo.- “¡Mami, los escombros me están cayendo arriba! ¡Dile que paren!”, fue el grito que rompió el silencio de la madrugada y quedó grabado como el último aliento de Darlenis Batista, la joven de 23 años que, con desesperación y valentía, logró comunicarse con su madre mientras permanecía atrapada entre los restos del derrumbe en el segundo nivel de la discoteca Jet Set, en la avenida Independencia de la capital.
Esa llamada fue la chispa de esperanza en medio del desastre, una súplica agónica que estremeció a quienes la escucharon.
Entre polvo, estructuras vencidas y el caos de una operación de rescate contrarreloj, Darlenis luchaba por mantenerse viva, aferrándose a esa conexión con su madre como único salvavidas emocional.
Sin embargo, su voz se desvaneció entre interferencias, sin respuestas, sin certezas.
Familiares confirmaron que la joven fue encontrada sin signos vitales, marcando un desenlace profundamente doloroso.
Su pareja, Edwin Parra, relató entre lágrimas al programa Te lo Explico que el tiempo que tardaron en sacarla fue decisivo, una demora que, a su entender, le arrebató la oportunidad de sobrevivir.
El derrumbe sorprendió a todos durante una jornada nocturna que parecía rutinaria, dejando múltiples personas atrapadas y provocando una intensa movilización de equipos de emergencia.
En medio de ese panorama, Darlenis se convirtió en símbolo de lucha, en una historia que tocó corazones más allá de sus allegados, por la crudeza de sus palabras y la impotencia ante un destino que ya se tejía entre ruinas.
Los familiares aseguran que aún no encuentran consuelo, mientras las autoridades continúan con los trabajos de remoción y evaluación estructural del local.
Por su parte, organismos oficiales no han ofrecido detalles completos sobre las causas del colapso ni el número exacto de afectados, aunque se anticipa una revisión profunda de las condiciones del establecimiento.
A partir de este hecho, las autoridades locales deberán reforzar los protocolos de seguridad en locales de entretenimiento, mientras que la ciudadanía observa con atención la respuesta institucional ante un incidente que dejó más preguntas que certezas.
Desde hoy, el nombre de Darlenis Batista resuena no solo por su trágico final, sino por la valentía con la que enfrentó sus últimos momentos, dejando una huella imborrable en el corazón de una nación que aún intenta comprender cómo fue posible que la esperanza se desvaneciera tan cerca de una respuesta.

