Amparados en la impunidad y en el terror a que tienen sometidos hace tiempo a abogados, periodistas, profesores, agricultores, políticos, religiosos, mujeres y jóvenes; oficiales, clases y alistados de la Policía Nacional asesinaron a golpes a José Gregorio Custodio en San José de Ocoa el pasado domingo.
Lo afirmo categóricamente: lo mataron a golpes y la jerarquía de la Policía Nacional, en lugar de dar un ejemplo botando y sometiendo a la justicia de inmediato a todos los culpables de ese execrable crimen contra un joven inofensivo, lo que hizo fue un silencio sepulcral mientras los asesinos chantajeaban a médicos para que dijeran que murió “por una alergia” a una tableta de Omeprazol.
La historia de este crimen de la cse consumó como sigue:
El pasado sábado 16, Gregorio estuvo ingiriendo aguardiente y ebrio estaba violento, pero en ningún momento agredió de ninguna forma a su mujer, Johanny Casado, quien al sentirse vulnerable, acudió a la Policía denunciando la situación.
A las 2:11 de la madrugada del domingo una patrulla persiguió a Gregorio por la calle 27 de Febrero, en pleno centro de la ciudad de Ocoa. Él entró a la Clínica Arias.
Dos policías llegaron en una motocicleta, penetraron a la clínica privada sin orden judicial, en la madrugada.
Cinco minutos después lo sacaron a la calle esposado a la espalda, lo estrellaron al pavimento, le colocaron una bota en el cuello a un hombre que no movía ni un dedo mientras lo apuntaban con escopetas, llamaron por teléfono a su base y minutos después llegó una camioneta con cuatro policías que lo tiraron en la parte trasera y se lo llevaron a la sede ubicada en la calle Duarte esquina avenida Canadá.
Su madre, Milandina Custodio, al enterarse de que estaba preso, acude a investigar la causa y a llevarle alimentos. Fue en tres ocasiones a la Policía y nunca le permitieron entregarle las comidas y al indagar sobre su condición, siempre los policías de guardia le dijeron que se la mandara porque Gregorio “estaba durmiendo”.
El joven entra en la cárcel a las 2:20 de la madrugada del domingo. En horas de la noche de ese mismo día, después de majarlo a golpes como muestran las fotos de su cuerpo, lo llevan al hospital San José, donde su madre pudo verlo ya en las agonías de la muerte, pero tuvo tiempo de decirle: “¡Milanda, me muero hoy. Los policías me molieron a golpes!”.
A las 9:00 de la mañana del lunes, Gregorio estaba muerto en el hospital San José y el centro de salud ocupado por policías metiéndoles terror a los médicos para que dijeran que murió de una alergia y que no tenía signos de violencia.
Los familiares de Gregorio tratan de entrar a ver el cuerpo en la morgue del hospital para comprobar su estado, pero policías escopeteros bloquean la entrada.
Después, la familia logra que el procurador fiscal de Ocoa, Francis Valdez, los autorice a entrar, revisan el cadáver, le hacen fotos y videos, comprueban que está lleno de golpes contundentes de la cabeza a los pies, lo que también observa el fiscal y luego admite en entrevista con la emisora Zol 106, que tiene signos de violencia y él tiene las evidencias.
Estaba reventado
Aunque el personal del hospital le dijo a la familia que Gregorio estaba «agotado» por la golpiza, la propia policía asustó a los médicos y les hizo escribir que los moretones en todo su cuerpo eran una «alergia» que eventualmente le causaría un shock que lo mataría siendo un joven sano. Una hora después de la muerte de Gregorio, informé a la alta policía en un esfuerzo por esclarecer el crimen y evitar que la «imagen» de la policía nacional y su actual dirección se vea afectada por las actividades delictivas de los uniformados. Armado por el Estado, pero no respondiendo a la línea de respeto a los derechos humanos que persigue el gobierno de Luis Abinader.
La única respuesta que obtuve de un oficial amigo, fue que había que esperar “el informe oficial”. Es decir, el que prepararía la misma gente que lo mató y que andaba chantajeando a todo el mundo.
Esos son los hechos y los conoce tanto o mejor que yo, la Policía, la Procuraduría General de la República, pero están actuando con la velocidad de la categoría de la víctima: un infeliz muerto, no un hijo de oligarca.
Naturalmente, si fuera un entierro de primera categoría, el desfile de declaraciones y golpes de pecho hubiese llegado hasta el mismo Palacio Nacional, pasando por la Procuraduría, la Policía, por Castaños Guzmán de Finjus, Participación Ciudadana, la Iglesia católica, la Evangélica y hasta el Club de los Indiferentes.
La prensa respondió
Pero el crimen perpetrado por la Policía contra Gregorio encontró oídos atentos y corazones solidarios en toda la prensa nacional (periódicos, emisoras de radio y televisión, digitales, comunicadores independientes y ciudadanos en las redes sociales) que han expuesto el caso y han posibilitado que quienes puedan tratar de encubrir este asesinato, no logren su objetivo y sus autores materiales no queden impune.
Respondan a Ocoa
Cuando nació el policía que mató a Gregorio, yo ya luchaba por la libertad y los derechos humanos en las calles de Ocoa para que los contemporáneos no tengan que vivir bajo el terror de los delincuentes uniformados, armados y con el escudo en la frente. .., así que les advierto, conozco muy bien sus métodos, pero sé mejor hasta dónde están enterradas las raíces de los ocoeños, y no sucumbirán a sus demandas de justicia.
Los habitantes de San José de Ocoa han tenido que pasar horror por el accionar de la policía, pero saben enfrentar y resistir con honor este insulto. No tengo ninguna duda, y ahora no es la excepción, si el gobierno no apoya -sin dudarlo- llevar ante la justicia a todos los autores materiales y cómplices de la muerte de Gregorio, pronto tendrá que hacer frente al creciente movimiento social exigiendo justicia. Respeta la Vida.
Todos los días recibo mensajes de familiares y amigos, incluidos los militares, que la policía está abusando de su poder con impunidad, la alcaldesa Aneudy Ortiz ha hecho estos comentarios públicamente y al menos dos representantes de Ocoeño.
A un año de los atroces crímenes de los pastores evangélicos Joel Díaz y Eliza Muñoz, en Villa Alta Gracia, policías de Ocoa celebraron masacrando a un joven desarmado, incidente que conmovió a la opinión pública con su sangre y sus crímenes no pueden quedar impunes.
He advertido muy claramente que todo lo que estoy diciendo aquí es mucho más conocido por la policía y la Fiscalía General que yo y si están investigando tienen que dejarlo constancia para que nadie venga a preguntarme. dame mas información porque no estoy para bromas
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Con información de Listín Diario